No sabía que decirte, como expresar lo que sentí, como decírtelo y así me entendieras, muchas palabras, muchas ideas, muchas soluciones, teorías, pensamientos, de los que no le veía sentido a ninguno, no encajaba nada, no sé, las palabras se me hacían un nudo en la garganta, quería ser clara, que todo volviera a ser como antes, que me perdonaras, porque si te perdía... me perdería yo después.
Te vi llegar, ahí estabas, en el banco de siempre, sentado en la parte de arriba mirando al suelo, podría afirmar que estas un tanto nervioso, pero bueno, yo lo estaba aún más, quedaban segundos para llegar y aún no sabía que decir, pero bueno, ya saldría algo. Me acerqué a ti, y antes de que pudiera decir o hacer nada... me besaste, en serio, tenía ganas de matarte, pero también estaba contenta, te abracé, lo más fuerte que pude, lo mejor que sé, como tú me enseñaste a hacerlo, uno de esos momentos que te gustaría que no se acabara nunca.
No hay comentarios:
Publicar un comentario